Las
TIC, nos hace énfasis en la formación que se debe facilitar desde el hogar, y
por ende continuar en el colegio, fortalecer habilidades comunicativas tanto
escritas como orales, gestión de la información, búsqueda avanzada de información,
selección, análisis, interpretación, ética en la expresión y publicación de
contenidos digitales, sean total o parcialmente libres, producidos como nuevo
conocimiento, entendido este en su mínima expresión como aquel que el
estudiante ha apropiado y aplicado para su bien. Por ende las TIC, han permito
encender la chispa en el docente principalmente, a preguntarse, que hace falta
para el adecuado uso de estas tecnologías para la vida?, desde la educación?
Medios
que nos permiten darnos a conocer y conocer al mundo, una posibilidad que sin
ellas no tendríamos, no necesitas viajar para conocer el museo de determinado país,
o algún sitio turístico, algunas imágenes, videos o animaciones de calidad, le permitirán
apreciar la belleza, y transportarlo virtualmente tanto hasta sentir su
ambiente.
Claro,
tal vez quedas un poco corto sobre la sensación de poder tocar las paredes, sentir
la intensidad del viento, y demás percepciones físicas, etc, pero para quienes
no poseen los recursos económicos suficientes para viajar y explorar
presencialmente un lugar, las TIC, son una y muy buena alternativa para el
conocimiento.
Que
mejor que volar con la imaginación?
Dice
Wolton (2.004) que cuanto más se asemejan
los modos de vida más necesario es de mantener los signos de identidad, y dado
que la educación es uno de los recursos disponibles para poder cooperar a
conservar los signos culturales que identifican a una comunidad será necesario
contemplar esa función en un momento en el que la multiculturalidad pone en
peligro la cultura propia.
La multiculturalidad, le permite señor espectador, en el
ciberespacio, enriquecer su cultura y mediante el intercambio de pareceres, socialización
de experiencias, generación de diálogos, ampliar su visión respetando al otro y
las diversas identidades humanas, concibiendo nuevos mundos posibles.
Referencia:
Wolton, D., 2.004, La otra mundialización,
Gedisa, Barcelona
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